Por el Prof. Jbismarck |
Nació
en Buenos Aires el 22 de octubre de 1806, siendo sus padres Francisco Lagos y
María Josefa Salces, ambos pertenecientes a familias porteñas. En su ciudad
natal realizó sus estudios, y muy joven, el 16 de setiembre de 1824, fue dado
de alta como sargento en el Regimiento de Húsares de Buenos Aires. Por sus
excepcionales condiciones de soldado pronto se destacó en la ruda lucha contra
los indios, por lo que fue promovido a portaestandarte de su cuerpo en 1825.
Actuó en los combates de Arroyo Pelado y Arroyo de Luna. Participó en las
victorias del 17 y 20 de octubre de 1825, por cuyo comportamiento mereció el
grado de teniente. También estuvo presente en el rechazo de los indios
invasores en el Puesto del Rey, cerca de Salto, mereciendo elogiosos conceptos
por parte del coronel Federico Rauch, comandante de su cuerpo. A las órdenes de
Rauch asistió a la primera y segunda campaña a la Sierra de la Ventana, siendo
herido Lagos en la iniciación del primer avance.
Poco
después de Ituzaingó se enviaron de Buenos Aires tropas a reforzar el Ejército
Republicano, marchando entre ellas un destacamento del 5º de Caballería, que
condujo el capitán Hilario Lagos, el cual gracias a esta circunstancia fortuita
pudo participar de la Batalla de Camacuá, el 23 de abril de 1827. Terminada su
comisión regresó a incorporarse a su Regimiento, destacado en el Salto, de
donde pasó a fines de diciembre de 1827 al Fuerte Federación (actual ciudad de
Junín). En febrero de 1830 obtuvo despachos de teniente coronel, haciéndose cargo
del comando del 1º de Caballería, al frente del cual, el 10 de abril de 1830
mandó el ala derecha de las fuerzas del coronel Pacheco empeñadas en un rudo
combate contra los indios en el Salado. En 1833 fue destinado a la Plana Mayor
del Ejército, pasando luego a formar parte de la "División
Izquierda", con la cual el general Rosas emprendió su campaña al Desierto.
El general Pacheco fue destacado con la vanguardia y el 10 de mayo ocupaba el
río Negro, haciendo pasar a la margen opuesta dos escuadrones a las órdenes de
los tenientes coroneles Hilario Lagos y Francisco Sosa, para que operasen río
arriba, mientras Pacheco seguía la misma dirección por el interior. Lagos y
Sosa se arrojaron sobre la primera toldería que encontraron, pero los indios
huyeron a esconderse en los montes. Pacheco prosiguió su marcha costeando la
margen izquierda del río Negro hasta Choele-Choel, y el 26 de mayo lanzó a los
comandantes Lagos y Sosa sobre la tribu del famoso cacique Payllaren, a la que
destruyeron completamente, muriendo en la lucha este último y casi toda su
gente de pelea. Posteriormente derrotó también a la tribu del cacique
Pitrioloncoy, en lucha cuerpo a cuerpo. Terminada la campaña al Desierto, Lagos
continuó revistando en la Plana Mayor del Ejército.
Cuando
el insurrecto Lavalle invadió la provincia de Buenos Aires, en agosto de 1840,
en que desembarcó en San Pedro, el ahora coronel Lagos pasó a incorporarse a
las fuerzas que Rosas puso bajo el mando superior del general Oribe, las que
tomaron el nombre de "Ejército de Vanguardia de la Confederación
Argentina". Se distinguió igualmente por su coraje en la batalla como en
su caballerosidad desplegada luego de sus victorias en Quebracho Herrado y
Famaillá; después de su regreso a Buenos Aires, se lo asignó, con una división,
al ejército de Urquiza en Entre Ríos, donde permaneció hasta que este último se
pronunció contra Rosas. Renuente a la
idea de volverse contra el Restaurador, el coronel Lagos presentó su dimisión a
su cargo y pidió su pasaporte para trasladarse a Buenos Aires, fundado en
"los sagrados deberes en que estoy para con la Patria, y para con el
general Rosas, y porque así me lo imponen mis sentimientos y mi honor de
Americano". Urquiza, haciendo debida justicia a aquel rasgo de lealtad, le
concedió el pasaporte.
De
regreso a Buenos Aires el Restaurador dio a Lagos el mando de una fuerte
división de 3.000 hombres, que se acantonó en Bragado, constituyendo la
vanguardia del ejército federal cuando las legiones de Urquiza se aproximan por
la provincia de Buenos Aires. Lagos es el único que hostiliza al ejército
enemigo, cuando avanza sobre la Capital. Al aproximarse éste a los campos de
Alvarez, Rosas ordenó a Lagos que los batiese, y efectivamente, en la mañana
del 31 de enero, con su división y la de los coroneles Sosa y Bustos, sumando
si fuerza 2.500 hombres, marchó en tres columnas paralelas al encuentro de la
vanguardia aliada. Lagos cargó con la bizarría acostumbrada, pero su denuedo
fue impotente para compensar la enorme disparidad de fuerzas y el repliegue se
impuso, haciéndolo en orden sobre el Puente de Márquez.
Asiste
en la noche del 2 de febrero a la Junta de Guerra, en la que éste manifiesta su
resolución de dirigir la batalla que se prepara para el día siguiente. En
Caseros el General Hilario Lagos mandó 3 divisiones de caballería del ala
izquierda del Restaurador. . Iniciada la
batalla esperó la carga de los enemigos con sus 2.000 lanceros a pie firme, y
con dos columnas de ataque a los flancos de su línea. Según dice Saldías en su
"Historia de la Confederación Argentina": "El choque fue
estupendo, que tan valerosamente fue llevado como sostenido. Los aliados fueron
rechazados dejando más de 400 hombres fuera de combate. La división Galarza
acudió al punto; pero por el flanco derecho apareció una división de caballería
que Rosas mandó avanzar a gran galope del extremo opuesto. Simultáneamente
Lagos lanzó sus dos columnas y los aliados, con ser más fuertes en número,
empezaron a retroceder en desorden. Entonces Urquiza arrojó allí a las caballerías
de López. Más de 15.000 hombres se disputaron allí la victoria…"
"…Acosado por aquella masa inaudita de jinetes que se aumentaba en
proporción a sus pérdidas en las cargas que llevara, Lagos trató de replegarse
a su línea, pero envuelto por la dispersión de los suyos fue llevado fuera del
campo de batalla".
Traicionado y desaparecido el Restaurador,
Lagos apoyó a Urquiza (frente a los unitarios que se habían adueñado de Buenos
Aires) y a su idea de una organización nacional verdaderamente federal de las
provincias; calificado de "auténtico federal", fue uno de los
conductores del grupo "chupandinos", compuesto por ciudadanos de
Buenos Aires que deseaban unir sus provincias hermanas en la Confederación; a
fines de 1852, cuando la provincia de Buenos Aires rehusó aceptar el Acuerdo de
San Nicolás y cooperar en el congreso constituyente reunido en Santa Fe,
estalló un conflicto entre los provinciales de Buenos Aires y los porteños de
la ciudad; asumiendo el liderazgo de este movimiento, Lagos intentó usar esta
fuerza para introducir a Buenos Aires en la Confederación; mediante un golpe de
Estado provocó la renuncia de Valentín Alsina como gobernador (tanto por
razones políticas como personales) y luego presentó el movimiento a Urquiza,
invitándolo a hacer uso de estas fuerzas para incorporar a la provincia de
Buenos Aires a la Confederación con las otras trece provincias.
Urquiza
que esperaba utilizar la diplomacia y la negociación antes que la fuerza se
sintió sumamente molesto por esta situación; sin embargo, la ciudad de Buenos
Aires fue sitiada por Lagos durante siete meses. Al pronunciarse contra el
Gobierno de Buenos Aires el 1º de diciembre de 1952, el coronel Hilario Lagos
lanzó el siguiente Manifiesto:
Manifiesto
"Habitantes
de la Capital: Tenéis en frente de vuestras calles un ejército de compatriotas,
que sólo quiere la paz y la gloria de nuestro país. Son vuestros hermanos, y no
dirijáis contra ellos el plomo destructor. No enlutéis vuestras propias
familias. Venimos a dar a nuestra querida Buenos Ayres, la gloria y
tranquilidad que le habían arrebatado unos pocos de sus malos hijos. Nada
temáis de los patriotas que me rodean: el ejército de valientes que tengo el
honor de mandar, no desea laureles enrojecidos con la sangre de hermanos. Solo
quiere paz y libertad. El glorioso pabellón de Mayo es nuestra divisa, y
nuestros estandartes serán siempre emblemas venturosos de fraternidad, y de
unión sincera de todos los partidos. Basta de males y desgracias para los hijos
de una misma tierra. Patria y libertad sea nuestro Norte. La gloria de un
abrazo fraternal, nuestro premio".
Establecido el sitio de la ciudad, este se
desarrolló con frecuentes encuentros entre sitiados y sitiadores. También hubo
varios intentos de paz, pero todos fracasaron. El 17 de abril se produce el
primer encuentro naval entre la escuadra de la Confederación mandada por el
comodoro John Halstead Coe y la escuadrilla porteña a las órdenes del coronel
Floriano Zurowsky, quedando ésta totalmente destruida. Finalmente las fuerzas sitiadoras
se disolvieron cuando en esos días se produjo la traición del jefe de la
escuadra de la Confederación Argentina Coe, quien por una bolsa de monedas de
oro, entrego a Buenos Aires la escuadra nacional. Se pretendió también comprar
a Juan Bautista Thorne a través de su hermana quien fue a bordo del Enigma
acompañada de la esposa del ex rosista Lorenzo Torres. Ante esta situación el
marino arrebatado por su indignación, puso sobre sus rodillas a su imprudente
hermana y le propino una soberana paliza por haber abusado de la relación
familiar. Muchos de los soldados de Lagos manifestaron resentimiento hacia la
federación de Buenos Aires.
El
Congreso exigía que la paz fuera negociada y los diplomáticos británicos y
norteamericanos ofrecieron sus servicios para el arreglo de esta situación; se
concedieron algunas amnistías, pero muchos de los dirigentes fueron exiliados;
también lo fue el General Lagos, que despojado de su rango militar y privado de
sus propiedades fue a Santa Fe; en 1857 el gobierno de Buenos Aires ofreció
restituirle su rango, así como la totalidad de sus privilegios militares si se
avenía a cooperar en la lucha contra las crecientes depredaciones indias en el
sur; rechazó este ofrecimiento prefiriendo compartir la suerte de sus compañeros
de exilio; más tarde regresó a su ciudad natal, donde murió el 5 de julio de
1860.
Estaba
casado con Toribia de la Fuente y fue padre del coronel del mismo nombre, que
se distinguió en la guerra del Paraguay
Fuentes
Antook
– El General Hilario Lagos (1806-1860).
Chávez,
Fermín – Iconografía de Rosas y de la Federación – Buenos Aires (1972).
Oscar
J. Planell Zanone / Oscar A. Turone – Patricios de Vuelta de Obligado.
Saldías,
Adolfo – Historia de la Confederación Argentina.