domingo, 10 de julio de 2022

VISITA AL RANCHO QUE PERTENECIÓ AL BRIGADIER GENERAL DON JUAN MANUEL DE ROSAS. SAN MIGUEL DEL MONTE . 26/6/2022

 Por Claudia Alejandra Heredia.

“En ese año del casamiento Juan Manuel se disgustó con sus padres, se quitó el poncho y la chaqueta que le había regalado la madre y se fue. Dejó el campo y no quiso recibir sueldo ni recompensa por su trabajo de muchos meses. Juntóse con sus amigos Luis Dorrego y Juan Nepomuceno Terrero y se dedicó a la salazón de carnes. Es el fundador de esta importante industria: el estableció a los veintidós años de edad, el primer saladero argentino. Ganó mucho, y así pudo, poco tiempo después asociado con Terrero, comprar el campo en donde fundó “Los Cerrillos”. Más tarde comenzó a administrar estancias de sus parientes los Anchorena sin cobrarles. Pasaba en la ciudad breves temporadas con alguna frecuencia, pues Encarnación, durante el invierno, se quedaba allí.”

                                  “Vida de Juan Manuel de Rosas”, Manuel Gálvez, Editorial Tor, 1940.

 Mañana gris y lluviosa en San Miguel del Monte, a poco más de 110 km de Capital Federal. Casi nadie en la calle, pareciera que el Rancho está allí esperándonos exclusivamente a nosotros.   Desde que fue trasladado de su emplazamiento original en la estancia “Los Cerrillos”, propiedad de Don Juan Manuel de Rosas, y emplazado en el casco histórico, el Rancho se ha convertido en uno de los principales atractivos histórico culturales de la ciudad.

Pero para quienes hacemos de la historia una realidad cotidiana, éste no es un sitio más. Allí dentro se percibe un sentimiento común de emoción al tocar las paredes, al mirar por las ventanas, al recorrer cada una de las cinco habitaciones donde vivió DON JUAN MANUEL DE ROSAS, EL CÉSAR DE LAS PAMPAS, EL MÁXIMO DEFENSOR DE NUESTRA SOBERANÍA, EL PARA MUCHOS, PADRE DE NUESTRA PATRIA.

Corría el año 1817 cuando el joven Juan Manuel asociado, con Luis Dorrego, hermano de Manuel y Juan Nepomuceno Terrero, quien sería su socio y amigo de toda la vida, adquirieron la Estancia Los Cerrillos en la Guardia del Monte, zona de frontera con los indios. En el medio de la estancia, protegido por fosos, se destacaba el rancho, pintado de color rosa como las típicas construcciones de la época, con paredes de adobe, techo de paja tejido a mano por nativos pampas trenzando pasto y cañas de tacuara, cubierto por paja prensada en el exterior.

CRÓNICA DE UN TRASLADO INÉDITO, ÚNICO EN SUDAMÉRICA  Luego de que fuera declarado patrimonio histórico en el año 1987, el propietario de la estancia Otto Bemberg, decide afrontar el costo de 70.000 dólares para su traslado, simplemente por motivos de privacidad ya que no podía negar el acceso al público a visitar el rancho. Hasta el momento la casa había sido utilizada por la familia pero respetándola como un bien histórico.  Fueron 2 meses de intensa labor en la que trabajaron 60 personas entre arquitectos, ingenieros, técnicos, y operarios. El peso a transportar era de alrededor de 100/120 toneladas para lo cual se construyeron 3 vigas de concreto de 25 centímetros de largo y 8 cruzadas para usar como base. Se procedió a excavar alrededor para levantar el rancho entero y colocarlo sobre dicha base, que a su vez se colocó sobre un carretón con 120 ruedas. Así fue trasladada la histórica vivienda a su ubicación actual, debiendo recorrer una distancia de 60 km. 25 por un camino rural de tierra y 45 por ruta 41 a una velocidad de 5 km/h, casi a paso de hombre. Fue un hecho sin precedentes.  Así fue como el 31 de diciembre del año 1987 fue emplazado en pleno casco histórico en la intersección de las calles Juan Manuel de Rosas y Belgrano, en el corazón de la ciudad.



   

Se conserva intacto excepto el piso ya que originalmente era de tierra. El Rancho destila aires de simpleza, como su propietario... consta de 5 habitaciones en chorizo cada una con su entrada independiente, sin cocina y sin baño, porque así se acostumbraba por aquellos tiempos. Así como también se acostumbraba la utilización de puertas bajas, aleros que permitían ver de afuera hacia adentro pero no viceversa, todas medidas de defensa contra los malones de los indios que acostumbraban entrar a las viviendas con caballo y todo.

El Rancho es larguísimo... mide 25 metros. La primera sala era utilizada como un recibidor, la segunda como sala de invitados. Allí actualmente se expone una maqueta del fortín de la Guardia del Monte, construido en el año 1774 y en las paredes un cuadro que muestra la línea de fortines que constituía la frontera con el indio para el año de 1779 y otro cuadro que explica los detalles del traslado desde la estancia “Los Cerrillos”.

La tercera sala era la que servía de habitación de Don Juan Manuel y su esposa Encarnación Ezcurra, actualmente decorada con un maniquí representando un Colorado del Monte, miembro de las milicias rurales del caudillo federal, custodiando un retrato y junto a un sable utilizado por dichos y milicianos. En la penúltima habitación, utilizada como dormitorio de Manuelita y sus hermanos Juan y Pedro Pablo, se exponen objetos típicos de la época y una vitrina con documentos, por ejemplo el que obliga el uso de la diviza punzó y otros objetos como cintillos federales y la marca de yerra utilizada para marcar el ganado.

La quinta y última sala utilizada para los quehaceres domésticos alberga un busto de Rosas, pinturas y un mapa de la provincia de Buenos Aires detallando los fortines de principios de Siglo XIX.

Simple y austero, luminoso por dentro, es difícil imaginar la vida allí, en crudos inviernos, en la lejanía y la soledad de la pampa. Encarnación y los niños lo habitaban solo en época estival.   Era duro, pero ése era su mundo. Don Juan Manuel habitó el Rancho intercalando estadías en Buenos Aires hasta el año 1835.   Nos vamos felices de haber conocido una auténtica reliquia histórica. Desandando el camino, ya saliendo al exterior, una última mirada nos enfrenta con su rostro y su mensaje a la posteridad. Palabras que, particularmente, nunca dejan de conmoverme

  Durante el tiempo que presidí el Gobierno de Buenos Aires, encargado de las Relaciones Exteriores de la Confederación Argentina con la suma del poder por la ley, goberné según mi conciencia.  Soy el único responsable de todos mis actos,  de mis hechos buenos como malos, de mis errores y mis aciertos”

                     

 GLORIA ETERNA AL RESTAURADOR

 DEFENSOR DE NUESTRA SOBERANIA

Y DE LA SANTA CAUSA DEL FEDERALISMO.

 

 

 

 

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