viernes, 21 de febrero de 2014

Manuel Dorrego

Por el Contador Daniel Hugo Jerez
Nació el 11 de junio de 1787 en Buenos Aires, siendo bautizado con los nombres de Manuel Críspulo Bernabé. Era hijo del comerciante portugués José Antonio Do Rego y de la porteña María de las Ascensión Salas. En 1810 se traslado a Santiago de Chile para estudiar leyes en la Universidad de San Felipe, donde pronto tomó partido por la causa de la independencia, abandonando sus estudios para participar en los primeros escuadrones revolucionarios, donde fue designado capitán. Decidió volver a Buenos Aires en 1811, y de inmediato se incorporó al ejercito que se dirigió al Alto Perú, donde fue ayudante del Cnel. Díaz Velez, siendo herido de gravedad en el cuello. Dorrego participó en el ejército del Norte al mando de Belgrano, y tuvo destacada actuación en la batalla de Salta. No obstante dado su carácter indisciplinado e inclinado a la polémica, (tuvo altercados con el jefe alemán Holmberg y con el español Arenales), poco después de la batalla, Belgrano lo
suspendió temporariamente del ejercito, confinándolo en Jujuy. Por ello no participó en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma. Se comentó que en Vilcapugio, Belgrano dijo que si hubiera estado Dorrego la batalla se ganaba. Regresó a Buenos Aires y participó en el ejercito de Alvear contra Artigas y en 1815 fue derrotado por Fructuoso Rivera en Gauyabos. Al poco tiempo de regresar Manuel se casa con la
joven porteña Angela Baudrix, con quien tiene dos hijas. Bajo el Directorio de Pueyrredon, Dorrego fue opositor formando en Buenos Aires una corriente de opinión llamada “populares”, que era abiertamente contraria a los portugueses, y a toda
monarquía extranjera en la que comenzaron a militar además Soler, Manuel Moreno, French, y otros, la cual fue la base del futuro partido federal. Por sus críticas mordaces en un diario, se decretó el “extrañamiento perpetuo” de Dorrego, y colocado en un buque que iba con destino a Cuba, pero luego de un viaje accidentado llegó al puerto de Baltimore en los Estados Unidos. Poco se sabe de las actividades que desarrolló en los Estados Unidos pero algunos historiadores opinan que le produjo admiración el sistema federal y republicano, de esa incipiente potencia, que en esa época era único en el mundo. Regresa en el año 1820, en un momento de total anarquía, y, siendo designado gobernador interino, combate contra Estanislao López, a quien derrota y persigue dentro de su provincia, lo que fue desaconsejado por del joven estanciero Juan Manuel de Rosas, dado que no conocían los campos de esa provincia. Tal como preveía Rosas, Dorrego fue completamente derrotado por López en Gamonal, y vuelve a Buenos Aires. En 1824, en Buenos Aires, se llama a elecciones para diputados para un congreso que había de establecer la constitución. Ganan los oficialistas, que forman el partido denominado “ministerial”, afín a Rivadavia, que sería más tarde el partido unitario. Dorrego y Manuel Moreno lideran el partido “popular”, que se convertiría luego en el partido federal. Poco después Manuel viaja a Potosí y se entrevista con el Libertador de Colombia Gral. Simón Bolívar, queda bien impresionado y le solicita su intervención para frenar al dominante imperio del Brasil. No obstante algunos historiadores le criticaron la excesiva admiración por Bolívar, contrapuesta, como es de esperar, al centralismo porteño de Rivadavia.
La provincia de Santiago del Estero lo designa diputado, y comienza a utilizar el término “federal” para referirse a la forma de gobierno con autonomías provinciales que propicia, tomando como modelo el sistema que rige en los Estados Unidos. Por
otra parte, los parciales de Rivadavia, como favorecen el sistema centralizado de unidad de gobierno, son llamados “unitarios”. Fue un acérrimo opositor a Rivadavia, y
criticó la paz indigna que se hizo con el Imperio del Brasil.. En el diario El
Tribuno, Dorrego, saca a la luz negociados efectuada por Rivadavia con capitales
ingleses para explotar las minas del Famatima, los cuales fueron durante mucho tiempo ocultados por los historiadores liberales. No pudiendo sostenerse Rivadavia presentó su renuncia al Congreso, que es aceptada por este el 3 de julio de 1827.
El 12 de agosto de 1827 Dorrego es elegido gobernador, teniendo a su cargo “todo lo concerniente a la guerra y relaciones exteriores” y además el envío de delegaciones a las provincias “para reunir en cuerpo a la nación”. Sin embargo, el círculo de unitarios cercano a Rivadavia, lo odia y sigue trabajando en secreto para lograr su caída. Está integrado por Juan Segundo de Agüero, Salvador Del Carril, Juan Cruz
Varela y los hermanos Gregorio y Valentín Gómez, entre otros. Intenta continuar la guerra del Brasil y recuperar la Banda Oriental, pero debe ceder ante la presión británica que quería y logró un “estado tapón”. Por último solicita a Estanislao López que ocupe las Misiones Orientales (las cuales en la actualidad están en territorio brasileño), pero se había anticipado Rivera, personaje cuya lealtad era de dudar.
Comentario de Pepe Rosa
José María Rosa, en su libro de historia argentina,
sin dejar de admirar la persona de Dorrego por su valor y bondad naturales, le critica su ingenuidad e inacción ante la inminente rebelión. Opina que debió haber tomado medidas, que a los ojos actuales serían odiosas, pero que eran comunes en aquella época. Cita por ejemplo, que debió haber morigerado la prensa pues los diarios unitarios vertían insultos e infamias contra los federales, haber hecho vigilar a los jefes unitarios y obtener información de sus movimientos, reforzar las tropas leales, hacer levas de jóvenes unitarios, canjeables por “personeros”, nacionalizado el Banco, en fin, todas medidas que después habría de adoptar el Restaurador. Concluye que Dorrego parecía actuar como si estuviera en los Estados Unidos y no en Buenos Aires. Era un secreto a voces que los oficiales que regresaban de la guerra del Brasil se sublevarían. El día 30 de noviembre de 1828 Rosas aconseja a Dorrego retirar todas las armas de la ciudad y resistir desde la campaña, pero Dorrego, continúa en el fuerte, esperando adhesiones que no llegan; envía emisarios a Lavalle, que ya estaba preparando las tropas, comentando ingenuamente: “Lavalle es un bravo a quien han podido marear sugestiones dañinas, pero dentro de dos horas será mi mejor amigo”. Al amanecer del 1° de diciembre observó que estaba el fuerte rodeado por tropas insurrectas y escapó a duras penas para unirse con Rosas en Cañuelas. A todo esto en una parodia de elección, montada por Agüero, Lavalle es designado Gobernador de Buenos Aires, y de inmediato parte en persecución de Dorrego, con sus granaderos, dejando el gobierno en manos de Brown. Rosas le aconseja no enfrentar con la milicia de campaña a las veteranas tropas de Lavalle, sino huir hacia Santa Fe, para conseguir el apoyo de López. Dorrego decide dar batalla con la vana esperanza de algunos que se pasarían a sus filas, pero esto no ocurre y los granaderos destruyen rápidamente sus improvisadas fuerzas. Dorrrego consigue escapar y Rosas vuelve a insistirle que vaya a Santa Fe; Manuel, como ya es habitual, desoye el consejo del “gaucho pícaro” por última vez. Se dirige a San Nicolás, donde cree que encontrará tropas que le serán leales, pero antes, llega a un puesto de húsares, donde cree que le darán amparo,
pero sus jefes el comandante Escribano y el mayor Mariano Acha, de inmediato lo detienen para remitírselo a los unitarios. Lavalle conocía y había favorecido a Acha, por lo que, según la tradición le dijo, “Compadre, no esperaba esto de usted”. Como comentario al margen, se sabe que en gran parte por la indignación que causó en los federales esta actitud, en 1841 al ser derrotado en San Juan, Acha fue fusilado y su cabeza puesta en una pica. Dorrego es llevado a la ciudad, donde Brown acepta, previo pago de una fianza, deportarlo nuevamente a los Estados Unidos, estando de acuerdo con él la mayoría de los jefes militares unitarios. Pero el círculo de rivadavianos encabezados por Agüero, desean fervientemente su muerte y de inmediato Del Carril y Juan Cruz Varela escriben a Lavalle, las infames cartas que la historia recogió, donde le insinúan la necesidad patriótica de ejecutar a Dorrego, es de hacer notar que, Varela le pide que rompa la carta después de leída y que Del Carril no la firma. Brown remite a Manuel nuevamente a Navarro, donde se encuentra Lavalle. Este encarga su custodia al prusiano Rauch, que odiaba a Dorrego, por lo que éste presintió que su destino sería fatal. Llega el fin para nuestro héroe. Según cuenta Lamadrid en sus memorias, intentó interceder ante Lavalle para que, al menos accediera a hablar con Manuel, pero se negó rotundamente. Sin juicio de ninguna especie ni explicar los fundamentos de tal medida, manda decir al prisionero que será fusilado en una hora. Dorrego escribe una carta para su esposa e hijas, otra para su hermano Luis y otra para Estanislao López, donde perdona a sus perseguidores. Después de recibir los sacramentos del cura de Navarro, el Coronel Manuel Dorrego y Salas, es fusilado el 13 de diciembre de 1828. Lavalle en el parte oficial, asume toda la responsabilidad de la ejecución y altaneramente dice “la Historia juzgará imparcialmente si el coronel Dorrego ha debido o no morir”. La Historia ya ha juzgado. La muerte de Dorrego fue uno de los hechos más nefastos en la historia argentina. Abrió la puerta para una cruenta guerra civil de muchos años, donde ambos bandos cometieron todo tipo de atrocidades, y retrasó la ansiada reorganización nacional. Carácter y anécdotas de Dorrego Desde muy chico, era poseedor de una inteligencia rápida e inquieta, gustando sobremanera de las bromas e ironías, cuando escribía practicaba periodista incisivo, lo que le ocasionó no pocos inconvenientes.
No obstante, era de naturaleza generosa y no inclinada al rencor. A continuación se comentan algunas anécdotas de Dorrego, que fueron recogidas por los historiadores:
- Mitre cuenta la anécdota por la cual después de hacerse cargo del Ejército del Norte, en 1814, San Martín se dispone a dar una instrucción a los jefes sobre voces de mando, de la que participa también Belgrano. Cuando le toca repetir a éste, que tenía una voz aflautada, Dorrego no puede evitar imitarlo, lo que le dio lugar a ser sancionado por San Martín, confinándolo, en Santiago del Estero. - En 1816 fue reprendido enérgicamente por el Director Juan Martín de Pueyrredón, que ostentaba el grado de Brigadier General, pero que no tenía los antecedentes militares del Coronel Dorrego. En un momento, a una típica respuesta de Manuel, el Director lo increpa diciéndole que no olvidara que estaba hablando con un superior. A lo que Dorrego le respondió: “No recuerdo en que batalla hemos combatido juntos con el señor Brigadier”. Ello le valió la inmediata deportación.
- En 1823 bajo la Gobernación de Martín Rodríguez, siendo ministro Rivadavia, se produjo una sublevación encabezada por Gregorio Tagle, ex ministro de Pueyrredon. Dorrego había vuelto a Buenos Aires, y se le ordenó participar en la represión
de la revuelta. Manuel atrapó a Tagle, quien había firmado su deportación en 1816, pero sabiendo que Rivadavia había ordenado su ejecución, le dio un caballo para que pudiera fugar diciéndole, “Vaya Ud. con Dios, Dr. Tagle”.
- Según algunos historiadores, si bien sostenían ambos la causa federal, Dorrego no tenía gran aprecio por Rosas. Cuando Rosas le aconsejó no perseguir a López en Santa Fe, le respondió: “Que Ud. me venga a dar consejos de cómo dirigir un ejército, es tan avanzado como que yo le diera consejos a Ud. de cómo dirigir una estancia”. También se comentó que en una oportunidad dijo: “Mientras yo sea Gobernador ese gaucho pícaro no clavará su asador en el Fuerte.” No obstante, hubiera hecho bien en seguir los consejos que le dio el “pícaro”.

5 comentarios:

  1. Muy buena Nota. Aunque algun personaje le encontraria detalles...La funcion del Instituto es estudiar y DIVULGAR la Historia Argentina y la cumple con creces. Felicitaciones a Jerez y al Dr. De Santis Presidente de la Institución.

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  2. El Federal Apostólico30 de agosto de 2011, 11:24

    Es meritorio lo de Jerez porque él es solo un aficionado. El tema es la calidad del Instituto, la poca participacion de gente idónea, eximia como Torreira. Espero que las cosas mejoren y al menos escuchen a los que saben como el querido Profesor Carlos Barbera. Bien por vos Jerez.

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  3. Evidentemente ese Jerez es un aficionado. La utilidad de articulos como este es, para el que gusta de la historia, remitirlos para profundizar al estudio de los historiadores como Rosa, Irazusta, Saldias, y otros.

    Tampoco Torreira es un eximio, su especialidad es la medicina siquiatrica. Los conocedores de la historia en el el Instituto son el Profesor Barbera, el Dr. Otaño, el Tcnl. Morales, el Dr. Chivilo y ahora el Prof. Bertozzi.

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  4. AMIGOS PORQUE NO TIENEN LA VALENTÍA DE DAR SUS NOMBRES. SE ESCONDEN EN EL ANONIMATO PARA INSULTAR 0 HABLAR BIEN.- COMO ROSISTAS SON UN FRACASO. UN DIA VOY A IR A SAN MARTIN Y VISISTAR EL MUSEO Y LOS VOY A LLAMR POR EL SEUDONIMO PARA QUE SE SAQUEN LA CARETA.-
    UNITARIOS.-

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  5. Y vos anonimo que escribis con mayusculas, ¿porque no pones el nombre ya que te la das de guapo?

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