Por Alberto Umpiérrez
Un 11 de marzo de 1641 nacía la Banda Oriental como frontera entre el
Virreinato del Perú español y el Brasil portugués. Una fecha muy
importante que debería estar en el calendario de fechas patrias, más considerando
que Brasil implantó el 19 de Abril como su Día de la Nacionalidad y del
Ejército, en conmemoración de la batalla de Guararapes contra los ocupantes
holandeses de Pernambuco, ocurrida esa fecha del año 1648.
"Artículo 9º.- Que los siete Pueblos de Misiones (San Francisco Borja, San Luis Gonzaga, San Nicolás, San Lorenzo, San Miguel, San Juan Bautista y San Angel), los de Batoví, Santa Tecla, San Rafael y Tacuarembó que hoy ocupan injustamente los Portugueses y a su tiempo deben reclamarse, serán en todo tiempo territorio de esta Provincia."
José Artigas, Instrucciones del Año XIII
Batalla de Mbororé - 11 de marzo de 1641 - Día olvidado
A pedido del Gobernador de Asunción, Hernando Arias de Saavedra, por
Real Cédula de 1608 comenzaba la instalación de Misiones Jesuíticas en
la región del Guayrá (norte del actual Estado de Paraná, Brasil), en
las costas del río Paraná. Poco tiempo después comienzan a llegar las
bandeiras de Sao Paulo, procurando capturar indios para someterlos a la
esclavitud en las plantaciones.
Frente al recrudecimiento de las bandeiras, hacia el año 1632 se
produce el éxodo masivo de 12.000 guaraníes liderados por los jesuitas
hacia el sur, dejando la región del Guayrá prácticamente desierta. Los
emigrados se instalan Paraná abajo en las reducciones de San Ignacio
Miní y Loreto, extendiéndose luego en la región del Tape (noroeste del
actual Estado de Rio Grande do Sul, Brasil).
Considerando que las incursiones de los bandeirantes lejos de cesar
aumentaban su agresividad y frecuencia, en el año 1638 los Padres
Antonio Ruiz de Montoya y Francisco Díaz Taño viajaron a España con el
objetivo de dar cuenta al rey Felipe IV de lo que ocurría en las
Misiones y pedir un apoyo militar. Se obtiene del Rey la autorización
para que los guaraníes cristianos reciban entrenamiento militar con
armas de fuego, bajo la conducción y responsabilidad de los Padres
Jesuitas. Asimismo se gestionó y obtuvo del Papa Urbano VIII, la bula
del 22 de abril de 1639 donde se condenaba la caza y el trafico de
esclavos, fueren indios o negros, pues la señala como una privación de
la libertad, condenando a la pena de excomunión a los traficantes y
explotadores. Esta bula no solamente fue aplicada por los misioneros
jesuítas en América, sino que también en África predicaban en contra de
la esclavitud y su comercio.
A fines de ese mismo año 1638 se produce el primer enfrentamiento
armado entre guaraníes y bandeirantes, siendo derrotados estos últimos
en la reducción de Apóstoles de Caazapaguazú.
En 1640 comienza la rebelión portuguesa contra la Corona Española, que
culminaría en la obtención de la independencia del Reino de Portugal
bajo la dinastía de Bragança.
Los bandeirantes organizan en Sao Paulo la contraofensiva armando un
pequeño ejército con 450 mercenarios holandeses y portugueses, apoyados
por 2.700 indios tupíes. Por su parte los Misioneros organizan en su
defensa un ejército de 4.200 guaraníes con 300 arcabuces al mando del
cacique Nicolás Ñeenguirú, secundado por los capitanes Ignacio Abiarú,
Francisco Mbayroba y el cacique Arazay, y respaldado por los Padres
Jesuitas y 11 oficiales del ejército español enviados desde Buenos
Aires.
La batalla comenzó el 11 de marzo de 1641 en el arroyo Mbororé con
resultado favorable a los guaraníes. La persecución y masacre de los
portugueses y holandeses continuó hasta el 16 de marzo en la
desembocadura del río Tabay. Varios cientos de tupíes desertan y pasan
a engrosar las filas misioneras. Muy pocos sobrevivientes fueron
llegando a Sao Paulo en días sucesivos.
A partir de las batallas de Caazapa Guazú y Mbororé, las Misiones
jesuíticas guaraníes se convirtieron por decisión del Gobernador de
Buenos Aires en Milicia de frontera al servicio del Rey de España,
siendo sus habitantes exonerados del régimen de mita y reducidos sus
tributos a 1 peso anual. Estas milicias de guaraníes cristianos no
solamente fueron guardia de frontera contra los bandeirantes y contra
el ejército portugués, sino que también contribuyeron a mantener a raya
a los intereses de los encomenderos paraguayos y correntinos.
Participaron con una fuerza de 6.000 hombres en la represión de los
Comuneros de Asunción (Antequera), bajo el mando del Gobernador Bruno
Mauricio de Zabala, participaron también en la fundación de Montevideo
y en las varias guerras por el dominio de Colonia del Sacramento, en la
costa uruguaya.
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