viernes, 29 de noviembre de 2013

Martín Miguel de Güemes

Por Andrés Mendieta

“- ¡Escápate Martín, por la puerta falsa! –le dijo su hermana Macacha, siempre cautelosa e imaginativa. “- ¿Y la escolta?” le observó Güemes afectado en su honestidad y lealtad hacia sus gauchos. “- ¡No, no puedo yo huir abandonando la escolta; sería una cobardía!”. Y arrojándose sobre el caballo inició una rápida carrera alcanzado por su custodia. Según la historiografía era ya como la medianoche; noche tenebrosa y fría de aquel aciago 7 de junio de 1821.
Algunos vecinos aseguraban que habían escuchado un insólito ruido acompasado que, sin lugar a dudas, provenían de un grupo de personas que caminaban sigilosamente rumbo a la plaza principal. Ese ruido no era nada más ni nada menos que el producido por ojotas que calzaban los milicianos que habían invadido la ciudad al mando del coronel José María Valdez, más conocido como “Barbarucho”, el Bárbaro. Valdez hasta antes de defender la guerra se dedicaba al comercio de las mulas y al contrabando, oficio que le permitió conocer los múltiples senderos de la cordillera.
Martín Miguel de Güemes, gobernador de Salta y general en jefe del Ejército Expedicionario al Perú (así designado por San Martín en junta de generales y reconocido por todas las provincias), desde esa funesta noche en que fue herido de muerte su vida comenzó a arder como una llama votiva, agitada por el espíritu puro de la libertad y encendida por el amor ante la imagen de la patria. Patria y libertad, dos términos inseparables como el fuego y la luz; como el heroísmo y la gloria. De él nos queda su hombría como reflejo incomprensible que todo lo penetra y lo santifica.
Contrariamente a una vieja tradición oral creada perversamente por sus adversarios políticos, en el sentido que nuestro héroe se encontraba en una residencia que no era la suya, está debidamente documentado que en aquella circunstancia se hallaba en la vivienda de su hermana Magdalena “Macacha” Güemes de Tejada, ubicada al lado de su casa-habitación y que fuera oportunamente la sede de la Tesorería Real (del Yoncci -hoy España 730-, solar donde funciona el Instituto Güemesiano de Salta).
Para no ser alcanzado por los efectivos de Valdez tomó la calle de la Amargura (Balcarce) y al llegar al Tagarete de Tineo (avenida Belgrano) se encontró con una línea de fusileros del rey llegando a enfrentarla en medio de una granizada de proyectiles que llegaron a herirlo mortalmente y a sí, regando con sangre almácigos de vida a una nueva república galopó hacia la Cañada del a Orqueta (o Horqueta) acompañado por sus Infernales y por el presbítero Francisco de Paula Fernández -quién asistió a Güemes hasta su muerte.
El “Barbarucho” habiéndose enterado que Güemes había sido herido designó como gobernador interino de la provincia al coronel Tomás Archondo –reconocido enemigo y calumniador de Güemes- quien, entre otras medidas, dispuso hacer oficiar una misa en acción de gracias “por la gloriosa ocupación de la ciudad”; la iluminación por tres días consecutivos de la ciudad amenazando de muerte a los vecinos que no cumplieran con el mandato. Mientras tanto hacía su entrada triunfal el general Olañeta.
Con este atentado se concretaba una ansiada aspiración de quienes venían trabajando bajo el nombre de Patria Nueva cuyo núcleo que sin renunciar a sus principios patrióticos estaban identificados con la política centralista de Buenos Aires e inconscientemente hiriendo por la espalda la empresa liberadora de San Martín y la pérdida definitiva de las provincias del Alto Perú (Bolivia), que habrían de ser liberadas y erigidas en Estado independiente por Bolívar y Sucre.
Las exigencias de la guerra apremiaron a Güemes designar un gobernador sustituto recayendo tal nominación en José Ignacio Gorriti, elección que contó con el voto favorable del Cabildo y, posteriormente, en una sesión extraordinaria el alto cuerpo tomó conocimiento los impedimentos que sufría Felipe Ibarra y el gobernador de Santiago del Estero, Alejandro Heredia, por parte del mandatario tucumano Bernabé Aráoz para colaborar con el Ejército de Observación que debía partir hacia el Perú. Esta ayuda consistía en dinero y materiales para al regimiento de Güemes.
la campaña contra el gobernador de Tucumán se hizo Insalvable cuando éste arremetió a Santiago derrotando Ibarra a Aráoz en las mismas puertas de San Miguel. El sagaz gobernador tucumano aprovechó una circunstancial ausencia de Güemes para confundir a Heredia en negociaciones para batirlo en la sorpresa de Marlopa (3-4-21). El inesperado descalabro precipitó la confabulación en Salta, mientras el jefe realista Pedro Antonio de Olañeta acometió de nuevo, para usufructuar los conflictos en el campo patriota. Pero una emboscada espléndida de José Ignacio Gorriti aprisiona en Humahuaca la avanzada de Olañeta (30-4-21), forzándolo a retroceder hasta Mojos, población ubicada en el actual territorio de Bolivia.
Güemes, en tanto, reconstituyó en Rosario de la Frontera su avanzada bajo las órdenes del coronel Jorge Enrique Vidt (un ex oficial napoleónico) para volver a maniobrar en las afueras de Tucumán. Ante este panorama Bernabé Aráoz dispuso que sus huestes avance hacia el valle de Lerma por la apartada ruta de Las Cuestas, en apoyo de la conspiración que trama la "clase decente" de Salta, como se hacía llamar. Los exiliados salteños, que eran muchos, continuaban complotando desde la capital tucumana hasta lograr que el Cabildo de Salta, el 24 de mayo de 1821, por abrumadora mayoría, destituyó a Güemes, lo despojara de la “ciudadanía" salteña y lo expulsara de la provincia nombrando gobernador a Saturnino Saravia y comandante de armas a Antonio Cornejo.
Güemes al tomar conocimiento de este acto insurgente conocido después como la “Revolución del Comercio” regresó a Salta al frente de veinticinco hombres de escolta y tras de arengar a los soldados que habían sido dispuestos para enfrentarlo estos, depusieron sus armas para ponerse nuevamente bajo las órdenes del prócer salteño. En esta circunstancia Güemes dijo: “Por estar a vuestro lado me odian los decentes; por sacarles cuatro reales para que vosotros defendáis su propia libertad dando la vida por la Patria. Y os odian a vosotros, porque, os ven resueltos a no ser más humillados y esclavizados por ellos. Todos somos libres, tenemos iguales derechos, como hijos de la misma Patria que hemos arrancado del yugo español. ¡Soldados de la Patria, ha llegado el momento de que seáis libres y de que caigan para siempre vuestros opresores!".
Después de esto Güemes recuperó el poder.
Según Luis Güemes en su “Güemes Documentado” (12 tomos y alrededor de 6 mil páginas) dice: “La ciudad estaba prácticamente desierta, pues hasta los culpables de la revolución la habían evacuado, huyendo. Olañeta, después de la derrota sufrida por su vanguardia al mando de Marquiegui en Jujuy y prisión de éste, simuló una retirada a sus antiguos cuarteles de Tupiza a esperar noticias de los complotados que, aunque derrotados, no se consideraron vencidos. Así fue cuando vieron el momento propicio, enviaron un emisario para alertar al general realista, el que despachó un destacamento al mando del coronel José María Valdez (a) “El Barbarucho”, con misión de tomar a Güemes por sorpresa, de acuerdo a un plan premeditado”.
En acto seguido Luis Güemes expresa en el tomo 11, pág. 185, lo que transcribo textualmente: “Don José Manuel García, en uno de los apuntes suyos, entregados personalmente al doctor Domingo Güemes y que obran en nuestro archivo, dice: “El cordobés Benítez [Don Mariano] fue quien trajo a Valdez para sorprender a Güemes, ganándose 5.000 pesos. Valdez se iba ya en retirada con 4.000 hombres. En Tupiza lo alcanzó Benítez. El comercio hizo suscripción para pagar los 5.000 pesos a Benítez”y agrega: “El Barbarucho era español, de buena estatura, colorado, pecoso; se alojó la noche de la sorpresa a Güemes, en la casa de los Gurruchagas”.
Ese fue el precio para definir la vida de un hombre que nació rico para morir pobre por entregar todo por la “gran nación americana”. En aquel amanecer del 17 de junio de 1821 balbuceaban las bocas barbudas de tus gauchos: “El general, don Martín se muere”, “Se está muriendo…”. Y en los oscuros ojos de escapaban lágrimas como gotas de rocío. General: tú no lloraste pero sí sellaste las gargantas de tus gauchos.
En este nuevo aniversario de la muerte del General Don Martín Miguel de Güemes son muchos los que olvidan de su pasión robusta por la patria grande, a la que dedicó sus desvelos y todos sus sacrificios. Sobradamente lo señala en su correspondencia, oficios y proclamas de los que transcribiré sucintamente. “No quiero favores en perjuicio de mi país; éste ha de ser libre a pesar del mundo entero. Nada temo, porque he jurado sostener la independencia americana y sellarla con mi sangre”; “… yo no puedo prescindir del amor a la libertad y del alivio que debo proporcionar a los afligidos hermanos del Perú…”
A los doce días de haber recibido la comunicación del general San Martín, ya tenía dos mil hombres dispuesto a llevar a cabo tan noble proyecto” (1820); “Secuaces de los tiranos: vuestra soberbia os precipita. Advertid que las dieciocho provincias de esta América del Sur que sacuden la opresión, no las podrán ultrajar…” (1815).
Sólo nos queda en estos momentos que al país lo sacude una crisis moral tomemos de ejemplo a este grande de la nacionalidad para que ilumine de esperanza y futuro a todos los argentinos

jueves, 28 de noviembre de 2013

Boutang: donde las ideas se atropellan

Por el Prof. Alberto Buela


Conocer personalmente a Pierre Boutang en 1981 y tratarlo hasta 1984 ha sido una de las mejores experiencias filosóficas que hemos tenido. La vehemencia de su conversación y la convergencia en su persona del periodista, el panfletario, el polemista, el literato, el historiador, el político, el orador y el poeta hicieron de él, el filósofo completo de que nos habla Platón cuando nos dice: filósofo es el que ve el todo y el que no, no lo es (Rep. 537 c 14-15). Y eso fue Boutang.


Datos biográficos

Nació en Saint Etienne en 1916 y murió cerca de París en su casa de Saint Germain en Laye en 1998. “Fue un joven tan brillante que llegó a ser el más joven agrégé de filosofía de Francia” ha sostenido Francois Marie Algoud que lo conoció muy bien.
Comenzó como profesor de filosofía en 1936 y en ese mismo año comienza a participar en La Acción Francesa de Charales Maurras. La diferencia entre ambos es que Maurras se hace monárquico en tanto que Boutang lo era desde siempre por su familia. Al morir Maurras, que fue considerado por él como le Maître, lo nombra su sucesor pero Boutang no acepta.
En el 43 participa en el gobierno de Giraud en el norte de África y cuando se retira de la Armada colonial francesas en 1946 fue dado de baja sin pensión y con la prohibición de enseñar. Trabaja de periodista y en 1955 rompe con la Acción francesa y su antisemitismo. Es más, a partir de allí se transforma en un sostenedor del sionismo y del Estado de Israel.(ver: artículos de mayo-julio de 1967 en La guerre de six tours)
Va a insistir con la tesis de que la constitución de la Quinta República reposa sobre el modelo monárquico, que a su vez está articulado con el cristianismo. Tesis que viene de uno de sus primeros trabajos: La política considerada como cuidado de 1948.
Este cierto apoyo desde la monarquía a la república gaullista sumado a la intervención en su favor de Edmond Michelet, Alain Payrefitte y subrepticiamente Francois Mitterant, hicieron que de Gaulle lo reintegre a la enseñanza en 1967.
Primero como profesor en el Instituto Turgot, luego en la universidad de Brest y por último como titular(1976) de la cátedra de metafísica en la silla que había pertenecido a Emmanuel Lévinas en la Paris IV-Sorbona. Es allí, donde lo conocí a propósito de mi tesis de doctorado bajo Pierre Aubenque, dictó clase hasta 1984, prolongando su seminario en su casa de Saint Germain en Laye hasta el fin de sus días.

Datos sobre su pensamiento

Dejamos de lado en este artículo toda la obra literaria de Boutang compuesta por cuatro o cinco novelas, al par que sus traducciones del griego, del inglés y del italiano. En cuanto a su veintena de ensayos vamos a tratar uno de los primeros, luego su tesis de doctorado bajo la dirección de Jean Wahl (1888-1974) : L'Ontologie du secret de 1973 y un escrito póstumo Le Temps (1993).
Su primer escrito (1946) fue la traducción de La apología de Sócrates de Platón y el segundo, un año después, Sastre, est-il un possédé? lo que le valió el resto de su vida ser considerado como el Antisartre.
Antes que nada hay que decir que el concepto de legitimidad es una noción clave en la filosofía política de Boutang. En la Politique considérée comme un souci (1948), va a sostener luego de una descripción fenomenológica del poder que se produce una modificación cristiana del poder. Y para ello se va a apoyar en una nueva interpretación de Dostoiesky, Kafka y Shakespeare. Analisa en primer lugar el concepto de autoridad bajo su aspecto paternal. La idea en la filosofía contemporánea de « cuidado », « sorge », « cura » está en Platón, y Boutang lo sabe. Es la de « epimeléia ». Y allí es donde va a pivotear él. Porque la epimeléia tiene que ver con el poder en tanto se aplica a la comunidad, al poder como servicio. Pone además de relieve el contexto existencialista en que la obra aparece cuando afirma : « la paradoja inherente a la condición humana es el hecho para el hombre que debe vivir como un compromiso necesario y absoluto, este acontencimiento siempre contigente y relativo que es aquel de haber nacido en una comunidad que no eligió ».

Sobre la Ontologia del secreto , que se articula sobre la metáfora del viaje de Ulises y que puede leerse como un gran poema en prosa, afirma Boutang: « Describo y termino aquí una larga investigación sobre el ser tal como se esconde y aparece en el secreto. La diversidad de secretos, su contorno material y la intención de su forma todo ha sido tenido en cuenta en nuestro largo recorrido ».
Georges Steiner ha consierado este trabajo « uno de los textos maestros de la metafísica del siglo XX ». Y Gabriel Marcel ha afirmado que « es un monumento por la profundidad de su análisis y al riqueza de su meditación que tiene algo de autónomo que es excepcional ».

En El tiempo, ensayo sobre el origen se va a ocupar de tres puntos, pero eso lo dice recién al final del ensayo, como es habitual en él, luego de un largo periplo o « viaje » como gusta decir, por toda la historia de la filosofía. Estos tres puntos son 1) sobre los orígenes en la historia en sus épocas y con sus repeticiones y acá va a rescatar y se va a apoyar en Gianbattista Vico (1668-1744) que es un pensador moderno « que no tiene nada en común con los dogmas de las Luces…Además la filosofía de Vico es una de las raras en la edad moderna que es completamente compatible con el pensamiento cristiano ». 2) sobre el origen y la repetición del origen en la experiencia moral, donde « la penitencia » que es la que lo puede explicar, está cada vez menos comprendida en su sentido. 3) sobre el origen en cada hombre de la unión del alma con el cuerpo « la reflexión más profunda, sobre el origen y la modalidad de esta unión, es particularmente el objeto del comentario de Santo Tomás sobre el Tratado del alma de Aristóteles ».
Y de un salto abrupto según su estilo se pregunta de golpe: « la palabra misma d´avortement = aborto, que proviene de ab-oriri que significa « morir naciendo ». ¿Puede o podría ser distinguida de un homicidio puro y simple ? ».
Si este no es un pensador contra corriente y no conformista que nos digan donde se encuentra otro.
La finalidad de este artículo de divulgación ha sido intentar sacar de la oscuridad y el desconocimiento la figura de Pierre Boutang en el mundo de lengua castellana.

Post Scriptum : Le Figaro, 18/2/2008
Hay rayos del espíritu. Es lo que le pasaba a Jean Francois Mattéi cuando encontraba al filósofo y polemista Pierre Boutang, quien había tomado la sucesión de Emmanuel Lévinas como profesor de metafísica en la Sorbona en 1976. « Mi primera impresión, confirmada por las siguientes, fue la de un gigante del pensamiento. El se movía con una comodidad increible en los textos más difíciles y recitaba de corazón el Parménides de Platón y las poesías de Rimbaud…El me impresionaba menos por su inmensa cultura que por la soltura con que la manejaba », explica Jean Francois Mattéi, devenido fiel seguidor de Boutang, pero no está seguro de ello porque no sabe si áquel « haya sido un maestro que espera un discípulo ». J.F.Mattéi a menudo viaja a Collobrières dans le Var, donde Boutang poseía una casa sin electricidad. Allá, ellos han divisado la bella estrella degustando « un travel » bien frio, al lado aquellos que Boutang admitía en su proximidad y que corrían el riesgo de hacerse reprender si ellos no habían leído Platón, Aristóteles, Santo Tomás y tantos otros. Católico y monárquico, Boutang, que jamás renegó de Maurras era un hombre tal que la distensión se acompañaba a menudo con la colera. ! Qué personaje ¡.
Boutang: un juicio sobre Meinvielle

Alberto Buela

El 17 de octubre de l981 llegaba a París por primera vez y luego del económico viaje en micro desde el aeropuerto de Orly, descendí a unas cuadras de la Casa Argentina en la Cité Universitaire, marchando a pie hasta la misma, pero unos trescientos metros antes de llegar observo una manifestación frente a la entrada de la Cité y dada la fecha pensé como Borges: “Estos peronistas son incorregibles, hasta acá vienen a festejar el día de la lealtad”. Pero me equivoqué, eran iraníes partidarios del imán Komeini y contrarios a Bani Saar, un reformista pronorteamericano.

Me inscribí en la Sorbona, la de verdad, no la Patrick Lumumba de la calle Guillaume 28 donde se doctoró la mayoría de los socialdemócratas argentinos como el excanciller Dante Caputo. Ni en las Écoles Pratique des Hautes Études como tantos de nuestros filósofos investigadores del Conicet. Allí, bajo la dirección de Pierre Aubenque, uno de los especialistas más profundos de Aristóteles en el siglo XX, realicé, la licenciatura, el DEA (Diplome d´études approfondie) con dos seminarios complementarios, uno bajo la dirección de Pierre Hadot sobre Eros et Afrodite chez Plotin y otro dictado por Pierre Boutang sobre L´ontologie de l´origine, además del dirigido por nuestro director sobre Métaphysique livre Z.

Y es a propósito del dirigido por Pierre Butang que viene a cuento la anécdota que paso a relatar.
Cursaba yo su seminario regularmente y de manera aplicada, el hombre era vehemente en la exposición pero al mismo tiempo un disperso que comenzaba hablando de Aristóteles o Scheler y terminaba siempre con una contundente crítica al gobierno socialista de Mitterrant. Se notaba en él un compromiso existencial con los destinos de Francia. No era para menos, después me enteré que siendo joven había sido secretario de Charles Maurras, que tenía en su haber la mejor traducción de la Divina Comedia al francés, también la Apología de Sócrates, y una treintena de obras entre novelas, obras de teatro y ensayos filosóficos. Su encono con la democracia me recuerda que estando una mañana dando clase el sol le da en la cara y entonces solicita a uno de los oyente: “Señor, corra las cortinas que el sol me jode (m´embete) como la democracia”.

Años después comprendí la decisión de mi agudo director de tesis que siendo él socialista me instó a cursar con un monárquico un seminario del DEA. Claro está, mi crítica a la democracia liberal coincidía con la de Boutang.

Mi participación en su seminario era bastante activa debido sobre todo a los comentarios y observaciones que sobre Aristóteles y Max Scheler podía hacer, teniendo en cuenta que éste último está más traducido al castellano que al francés y que sobre el primero contaba con los comentarios griegos de Alejandro de Afrodisia en la Biblioteca Leon Robin del Centre de Recherches sur la pensée antique, que yo leía antes de cada sesión del seminario. En una palabra, no eran tantos los méritos propios sino la sabiduría de los antiguos sobre los que me había subido a los hombros.

Para mi sorpresa un día me convoca a su despacho luego de la sesión y me pregunta de donde sacaba mis comentarios sobre Aristóteles ante lo cual le dije la verdad y añadí: “Pero yo estudié Aristóteles antes de venir acá con Conrado Eggers Lan y con el cura Meinvielle”. “El Padre Julio Meinvielle, respondió, el teólogo más profundo del siglo XX, porque le otorgó a la teología mayor funcionalidad político-social que ningún otro. Fue el primero en criticar a Hitler y el primero en desarmar el andamiaje teórico de Jacques Maritain y su engendro: la democracia cristiana”.

Terminando ya el seminario, nosotros estabamos en plena guerra de Malvinas, me invitó a cenar junto con el entonces viejísimo abad Luc Lefevre el fundador y director hasta su muerte de La Pensée Catholique, participó de la cena el joven profesor Philippe Veysset.
Boutang, espléndido y dicharachero realizó todo un racconto de su vida política, estaba contento porque acababa de terminar su voluminosa obra sobre Maurras que saldría publicada dos años después bajo el título Maurras, la destinée et l´oeuvre. El viejo abad comenzó luego a hablar de Meinvielle y su polémica con Maritain y las cartas de Garrigou-Lagrange, hizo una larga exposición a la que Boutang asentía cada tanto, hasta que de golpe explotó: “Vea, Maurras me dijo una vuelta, es la inteligencia más profunda que ha dado la Francia en lo que va del siglo”. Ante semejante afirmación suavemente le observé: “Profesor, Meinvielle era argentino”. Mire joven, me respondió: “Si yo fuera abogado le diría que para nosotros vale más el ius sanguinis que el ius solis, pero como soy filósofo y francés le digo que el valor universal de Meinvielle lo hace más francés que argentino. El producto argentino hasta ahora es más pintoresco (tango y gauchos) que universal. Meinvielle ha sido, que conozca, el primero que rompió ese cliché conmoviendo con sus observaciones y críticas a lo mejor de la inteligencia europea”.

Esta apropiación lisa y llanamente de un autor cuando lo consideran valioso, que los europeos realizan cotidianamente otorgando miles de cartas de ciudadanía a científicos, artistas y pensadores muestra el peso internacional de Meinvielle, afirmado sin tapujos ni vergüenzas por un filósofo de la altura de Pierre Boutang(1916- 1998).

La defensa de la argentinidad de Meinvielle la dejamos como final abierto para que la complete cualquiera de nuestros lectores. Simplemente decimos que era un hijo de nuestra tierra, educado en nuestra tradición más genuina, prueba de ello la da un pariente suyo, el poeta campero Omar Meinvielle, autor de El Lunar de mi Tripilla. Recibió una esmerada educación en el seminario metropolitano de Buenos Aires en su mejor época, la de los Derisi, Sepich, Garay y tantos otros. Tuvo un sobrino que llegó a obispo. Vemos pues, como el origen francés de la familia no le impidió dar auténticos hijos de la tierra argentina.


Ficha Bibliográfica
Novelas
La Maison un dimanche. Suivi de Chez Madame Dorlinde, Paris, La Table ronde, 1947. (Rééd. Paris, Éd. de la Différence, 1991).
Quand le furet s'endort, Paris, La Table ronde, 1948.
Le Secret de René Dorlinde, Paris, Fasquelle, 1958.
Le Purgatoire, Paris, Le Sagittaire, 1976.
Ensayos y filosofía
(et Henri Dubreuil), Amis du Maréchal, Paris, F. Sorlot, coll. "Cahiers des amis du Maréchal" Nº 1, 1941
Sartre est-il un possédé ?, Paris, La Table ronde, 1946
La politique : la politique considérée comme souci, Paris, J. Froissart, 1948
La République de Joinovici, Paris, Amiot-Dumont, 1949.
Les Abeilles de Delphes, Paris, La Table ronde, 1952. Reedición en 1999 (Ed. des Syrtes)
Commentaire sur quarante-neuf dizains de la 'Délie', Paris, Gallimard, 1953
La Terreur en question, Paris, Fasquelle, 1958.
L'Ontologie du secret, Paris, PUF, 1973. Reeditado en 2009 con prefacio de Jean-François Mattéi (PUF, collection 'Quadrige').
Reprendre le pouvoir, Paris, Le Sagittaire, 1977.
Gabriel Marcel interrogé. Entretien de 1970, Paris, Paris, J.-M. Place, 1977.
Apocalypse du désir, Paris, Grasset, 1979. Reedición a Ed. du Cerf, 2009
La Fontaine politique, Paris, J.-E. Hallier/A. Michel, 1981.
Précis de Foutriquet. Contre Giscard, Paris, J.-E. Hallier/A. Michel, 1981.
Maurras, la destinée et l'œuvre, Paris, Plon, 1984.
Art poétique. Autres mêmes, Paris, La Table ronde, 1988.
Karin Pozzi ou la quête de l'immortalité, Paris, Éd. de la Différence, 1991.
Le Temps, essai sur l´origine, Paris, Hatier, 1993
(avec George Steiner), Dialogues. Sur le mythe d'Antigone. Sur le sacrifice d'Abraham, Paris, Lattès, 1994.
La Fontaine. Les "Fables" ou la langue des dieux, Paris, Hachette, 1995.
William Blake : manichéen et visionnaire, La Différence, 1990.
La Source sacrée (Les Abeilles de Delphes II, posthume), Ed. du Rocher, 2003.
« Dialogue sur le Mal », in Cahier de l'Herne Steiner, Pierre Boutang et George Steiner, dialogue animé par François L'Yvonnet, L'Herne, 2003.
La guerre de six jours, Paris, Les Provinciales, 2011.
Diario (inédito) 5000 páginas (1946-1997)
Traducciones
Platon, Apologie de Socrate, Paris, J. et R. Wittmann, 1946.
Platon, Le Banquet, Paris, Hermann, 1972.
G.K.Chesterton , L'auberge volante (The Flying Ill), Lausannne-Paris, L'Âge d'homme, 1990.
William Blake, Chansons et mythes, Paris, La Différence, 1889.
Sobre Pierre Boutang
Dossier H, "Pierre Boutang". Collectif (articles de Gabriel Matzneff, V. Volkoff, G.Steiner, Jean José Marchand, etc.), 440 pp. L'Age d'homme, 2002.
Geneviève Jurgensen, "Pierre Boutang, l’art de l’absolu et du paradoxe", en La Croix, 30 de junio 1998
Patrick Kechichian, "Pierre Boutang, un intellectuel engagé. De Maurras à Mitterrand", dans Le Monde, 30 de junio 1998
Gérard Leclerc : "Pierre Boutang et l'Eglise", La France Catholique, 17 de enero 2003
Joseph Macé-Scaron, "La mort de Pierre Boutang: un métaphysicien intransigeant", dans Le Figaro, 29 de junio 1998
Pierre Marcabru, "Pierre Boutang : un gentilhomme d’un autre temps", dans Le Figaro, 16 de diciembre 1999
Revista Éléments de París, hay un dossier sobre Boutang pero no recordamos la fecha.

(*) filósofo, mejor arkegueta, eterno comenzante
alberto.buela@gmail.com - www.disenso.org
Association des amis de Pierre Boutang 47, rue du Rochechouart 75009 Paris.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

Guerra del Paraná: Combate de San Lorenzo (16/01/1846)

Por Adolfo Saldías

Luego del combatir con la escuadra anglo-francesa en el Paso del Tonelero, Mansilla colocó ocho cañones ocultos bajo montones de maleza, 250 carabineros y 100 infantes en los barrancos de la costa comprendida entre el convento de San Lorenzo y la punta del Quebracho.
A mediodía del 16 de enero de 1846 aparecieron el vapor Gorgon, la corbeta Expeditive, los bergantines Dolphin, King y dos goletas armadas en la Colonia, los cuales montaban 37 cañones de grueso calibre y acompañaban 52 barcos mercantes. Al enfrentar a San Lorenzo, la Expeditive y el Gorgon hicieron tres disparos a bala y metralla sobre la costa para descubrir la fuerza de Mansilla. Los soldados argentinos permanecieron ocultos en su puesto, según la orden recibida. Cuando todo el convoy se encontraba en la angostura del río que se pronuncia en San Lorenzo arriba, Mansilla mandó romper el fuego de sus baterías dirigidas por los capitanes José Serezo, Santiago Maurice y Alvaro de Alzogaray. El ataque fue certero; los buques mercantes rumbeaban desmantelados hacia dos arroyos próximos, aumentando con el choque de los unos con los otros las averías que les hacían los cañones de tierra.
A las cuatro de la tarde el combate continuaba recio todavía, y el convoy no compensaba lo andado con sus grandes averías. Favorecido por el viento de popa y tras los buques que vomitaban sin cesar un fuego mortífero, se aproximó al Quebracho. Aquí reconcentró sus fuerzas Mansilla y batalló hasta la caída de la tarde, cuando desmontados sus cañones y neutralizados sus fuegos de fusil por el cañón enemigo, el convoy pudo salvar la punta del Quebracho, con grandes averías en los buques de guerra, pérdidas de consideración en las manufacturas y 50 hombres fuera de combate. El contralmirante Inglefield, en su parte oficial al almirantazgo británico dice que “los vapores ingleses y franceses sostuvieron el fuego por más de tres horas y media; y apenas un solo buque del convoy salió sin recibir un balazo”.
La pérdida de los argentinos fue esta vez insignificante, y Mansilla pudo decir con propiedad que habíale tocado el honor de defender el pabellón de su patria en el mismo paraje de San Lorenzo que regó con su sangre San Martín al conducir la primera carga de sus después famosos Granaderos a Caballo

jueves, 14 de noviembre de 2013

El Martín Fierro visto por el payador

Por el Prof. Alberto Buela

Introducción

Hace unos años lo llamé a La Plata donde vive a Pedro Barcia, hoy presidente de la Academia argentina de letras para pedirle si, como la editorial Emecé estaba editando las obras de Lugones, podía hacer el estudio introductorio a El Payador o a Los Romances de Río Seco, pero muy gentil y chispeante como es Barcia, me dijo que no, porque él era el encargado de ello según se había comprometido por contrato con la editorial.
Los libros salieron y el comentario de Barcia quedó como un comentario profesoral pero se le escaparon la infinidad de detalles criollos, que Lugones por serlo genuinamente los conocía y los utilizaba, y Barcia no.
Voy a poner un solo ejemplo, porque es un tema que domino, habida cuenta que soy presidente de la Asociación argentina de taba y algo del tema debo conocer.
En el poema XI: las carreras se relata una partida de taba, que Lugones con genialidad magistral refleja los mínimos detalles de la trampa y los ardides.

El mozo, cuya es la taba,
cuando espera juega más,
pues, con licencia de ustedes,
será culera nomás.

Pero el cura que no toma
las pullas con que lo asedia,
maliciándose el recurso
la tira de vuelta y media.

En estas dos breves estrofas, sobre las que el ocurrente y simpático profesor Barcia no dice nada, Lugones dice todo sobre uno de los juegos más gauchos y criollos que tenemos los argentinos, uruguayos, paraguayos, chilenos y bolivianos, anque en Centroamérica.
La taba es un juego de destreza que se juega en forma individual pero respetando el campo desde donde se tira y así de hecho se forman dos conjuntos pero cada uno corre el riesgo de su apuesta.
Estas son al tiro y a la espera. Si uno va al tiro es porque confía echar suerte y si va a la espera es porque apuesta a que el rival eche “culo o chuque”.
Las tabas culeras son las cargadas y se usan para esquilmar a los novatos, a aquellos que no saben o no tienen la baquía necesaria en el manejo de la taba, pues la tiran girando o “de roldada”. Pero estas tabas tramposas nada pueden hacer ante un jugador avezado pues este utiliza la destreza criolla del juego.
Así la taba se puede tomar solo de dos formas con la suerte para arriba y la punta para adelante: en este caso se tira de dos vueltas para que caiga clavada. O, con el culo para arriba y el hacha o filo de la taba para atrás: en este caso se tira de vuelta y media para que caiga clavada. En estos únicos dos casos no hay taba culera que valga, la destreza puede más que la trampa y el tramposo.

En estos días mi querido editor Eugenio Gómez está por sacar una nueva versión de El Payador de Lugones, le solicité realizar el estudio introductorio pero me dijo que ya se había comprometido con el reconocido profesor de literatura clásica y tanguera Alfredo Fraschini. Ojalá que pueda hincarle el diente a Lugones, aunque nosotros lo dudamos, porque para comentarlo con cierta profundidad el requisito es, antes que profesor de literatura, ser criollo y conocer de adentro el mundo gaucho. Porque eso fue, antes que nada, Lugones.

Las tres interpretaciones básicas del gaucho

El primero que en la literatura argentina realiza una interpretación del gaucho es Sarmiento en el Facundo (1842) en donde sostiene que en Argentina conviven dos tipos de hombres, aquellos del siglo XII, los gauchos, y aquellos del siglo XVIII, los ilustrados. El gaucho representa la barbarie y los ilustrados la civilización, por lo tanto la disyuntiva principal de la Argentina es: Civilización o barbarie. Sarmiento se inclina por la civilización y recomienda “no economizar sangre de gauchos”. Esto es, la eliminación lisa y llana del gaucho y todo lo que él representa.
Treinta años después en 1872, en pleno gobierno de Sarmiento, José Hernández entrega la primera parte del Martín Fierro en donde va a realizar la apología del gaucho y su mundo. Su libro produce dos interpretaciones: la de los liberales y conservadores que continúan con la interpretación sarmientina de desprecio al gaucho y su poema, y la de Lugones, que es la que vamos a tratar acá.
La tercera interpretación nos llega desde la izquierda, que en su conjunto, reacciona contra la hermenéutica lugoniana sosteniendo, falsamente, que el gaucho de Lugones, manso y obediente, está al servicio de la oligarquía y que el verdadero gaucho, el gaucho malo y rebelde es el Juan Moreira de Eduardo Gutiérrez. O todos los sucedáneos que vinieron después: Mate Cocido, Bairoletto o el Gaucho Gil.
Desde la filosofía, los mejores de los filósofos argentinos, han intentado interpretaciones del gaucho. Así, entre otros, tenemos a Luis Juan Guerrero con Tres temas de filosofía en las entrañas del Facundo (1945), Carlos Astrada lo hizo en El mito gaucho (1948), Nimio de Anquín con Lugones, y el ser americano (1964), Rodolfo Kusch en La negación en el pensamiento nacional (1975)
Esquema del Payador

El libro es editado en 1916 pero nace a partir de una serie de seis conferencias sobre el Martín Fierro dictadas en el teatro Odeón de Buenos Aires a la que asistieron el presidente de la República Roque Sáenz Peña , el único presidente argentino herido en combate, y todos sus ministros.

Se compone el libro de diez capítulos titulados: I La vida épica, II el hijo de la pampa, III A campo y cielo, IV la poesía gaucha, V la música gaucha, VI el lenguaje del poema, VII Martín Fierro un poema épico, VIII el telar de sus desdichas, IX la vuelta de Martín Fierro, X el linaje de Hércules.
En el capítulo primero define los poemas épicos como expresiones de la vida heroica de un pueblo, trayendo numerosos ejemplos clásicos en defensa de su tesis. Así extiende la genealogía del Martín Fierro hasta Homero y Hesíodo.
En el capítulo dos: el hijo de la pampa, va a sostener su principal tesis sobre el gaucho afirmando que “allí donde la conquista española fracasó fue el gaucho el héroe y civilizador de la Pampa”. El principal obstáculo que ofrecía la Pampa fue su vaga inmensidad lo que creaba una falta de objeto para la expediciones lanzada sobre ella.
El único que pudo contener con eficacia a la barbarie del indio fue el gaucho, un producto típico de la Pampa:“ni tan español ni tan indio”.
En el capítulo tres afirma que no obstante su aporte a las guerras de la Independencia, en las guerras civiles y a la guerra al malón , y su aporte para diferenciarnos de España con personalidad propia, el gaucho tiene que desaparecer porque “es un bien para el país que así sea”. Aquí Lugones deja entrar por la ventana, la idea de progreso, que había sacado por la puerta.
En el capítulo cuarto sostiene que la poesía del Martín Fierro tanto en forma de recitado o payada llega a nosotros a través de los trovadores provenzales. Ese es su noble linaje. La poesía gaucha como la de los griegos no es producto de la imaginación creadora sino reflejo de las afecciones del alma y las inclemencias del destino. “El octosílabo es el idioma mismo, estéticamente hablando”. Y sus juegos antes que el interés de la ganancia estaban signados por el honor del triunfo.
El capítulo quinto se ocupa de la música gaucha afirmando que la música de los gauchos, fundada en la guitarra (“el más precioso elemento de la civilización” ), fue siempre inseparable del canto y la danza. La preferencia por los instrumentos de cuerda (guitarra, arpa y violín) hizo que la música gaucha se preocupara por el ritmo que vincula música, poesía y danza, como sucedió con la música de los antiguos griegos. Y esta fue la causa por la que fue superior a la de los romanos que era de viento.
En el capítulo sexto viene a afirmar que América a través del lenguaje gauchesco va creando una expresión y lengua propia con base en el castellano. La despreocupación literaria de Hernández pone por escrito el mismo idioma que estaba en la boca. Lo que nosotros americanos hacemos con la lengua es restaurar para la civilización lo perdido por España a través “del castellano paralítico de la Academia”.
En el capítulo séptimo, luego de desmitificar a todos los autores gauchescos anteriores: al peluquero Hidalgo quien imprimió a su poesía la descosida verba de su oficio. A Ascasubi que no tenía de gaucho sino el vocabulario con frecuencia absurdo. A del Campo con su composición una parodia del gaucho “una criollada falsa de gringo fanfarrón que anda jineteando la yegua de su jardinera”. A Echeverría y Gutiérrez que pecan de romanticones. Va a sostener su tesis principal: Martín Fierro es el campeador del ciclo heroico de las leyendas españolas, personificando la vida heroica de la raza argentina con su lenguaje y sentimientos más genuinos. “Martín Fierro es un poema épico”.
En el capítulo octavo comenta “la ida”, la primera parte del poema, donde se relatan las desgracias que determinaron la vida errante del héroe. La civilización hostil al gaucho está representada por el gobierno de Sarmiento contra quien se alza López Jordán en cuyas filas militaba Hernández. Mientras que la época de esplendor del gaucho fue la del gobierno de Rosas, pues él mismo era gaucho. Lo escribe de un tirón en ocho días y el autor se agota en su propio poema.
El capítulo noveno nos viene a hablar de “la vuelta”, en donde el poema se transforma en una descripción de grandes cuadros realizada por diversos personajes (Fierro, Vizcacha, Picardía, los hijos de Fierro). El poema pierde fuerza al hacer literatura de precepto o lección de moral. No obstante afirma Lugones: “mi fe inquebrantable en que todo lo que dice el poema es verdad”.
Por último en el capítulo décimo titulado “el linaje de Hércules” sostiene que el Martín Fierro hunde sus raíces en Hécules, el antecesor de los paladines y el gran liróforo del panteón griego, pasa luego por la poesía latina, se refugia en la Provenza, su trova pasa a España en su guerra con los moros y de allí a América y se radica en la Pampa. Y termina afirmando un verdadero pacto social en donde las clases altas o gobernantes aceptan la cosmovisión gaucha: “Felicítome por haber sido el agente de una íntima comunicación entre la poesía del pueblo y la mente culta de la clase superior; que así es como se forma el espíritu de la patria”.

Las perlas de Lugones

Un comentario genuino del Martín Fierro requiere como conditio sine qua non el ser auténticamente criollo y estar contra la corriente, y esto fue Leopoldo Lugones. El más criollo de los comentaristas y el mayor disidente. Y eso lo queremos poner de manifiesto en este apartado a través de las afirmaciones y comentarios que hace el autor cordobés.
La Pampa, ese “vértigo horizontal”, al decir de Drieu la Rochelle en su vaga inmensidad nos muestra que en los montes que no cantan los pájaros al amanecer es porque el agua está lejos.
Las razas sin risa como la del indio nunca gozaron de la vida y solo copiaron del blanco el carnaval donde se salpicaban con sangre, utilizando los corazones de las reses como pomos.
A pesar de la profusión de guitarras en los hogares criollos que los indios saqueaban nunca la adaptaron, solo el despreciable chillido cuadraba a sus gustos musicales.
De los incendios desbastadores y gigantescos de la Pampa solo se sale prendiendo fuego (contra fuego) donde uno quiere quedarse o tapando la cabeza del caballo con un poncho mojado para lanzarlo en su cruce.
El campo es tan lindo que no da ganas de hablar. “con solo descansar sobre tu suelo, ya nos sentimos pampa, en pleno cielo”.
La música es el timbre de honor más alto para una raza. “y cuando los últimos residuos de la influencia cristiana y haya desaparecido la incrustación escolástica que aun nos paraliza, (la música) nos reintegrará en su armoniosa continuidad a la civilización interrumpida por veinte siglo de servidumbre”. La influencia de Nietzsche es aquí manifiesta.
La taba caracterizada por movimientos y actitudes dignos de la escultura.
El ritmo fundamental del cual todos proceden es el que produce nuestro corazón con sus movimientos de diástole y sístole: el ritmo de la vida. Los salvajes y los niños limitan a esto su música, así el primer elemento musical es tetramétrico. El paso militar y el tambor que lo acompasa consisten en eso, en la misma repetición.
El paso de los caballos es tetramétrico lo que explica que muchos caballos sin ser enseñados marchen al ritmo del tambor. El primer múltiplo de cuatro engendra el octosílabo que es el verso más natural y popular.
Los seis versos de las estrofas coinciden con las seis cuerdas de la guitarra y en los acompañamientos criollos, generalmente la sexta, suena libre como el primer octosílabo sin rima en aquella. Esto es un verdadero hallazgo que revela el producto genuino de una inspiración naturalmente acorde con los medios expresivos. Inventada por los payadores, aquella estrofa no existe en la poética oficial. Su instinto de poetas, hubo de sugerirles como a los trovadores del ciclo provenzal, grandes inventores de ritmos, por idéntica razón, esa simetría en cuya virtud cada cuerda habla en cada verso como acabamos de advertirlo.
El tema rítmico representa el sexo masculino y el melancólico al femenino.
Nuestros gauchos prefirieron los instrumentos de cuerda (guitarra y violín) por sobre los de viento.
Ningún criollo jinete como el protagonista del Fausto monta en caballo overo rosado: animal siempre despreciable cuyo destino es tirar el balde en las estancias o servir de cabalgadura a los muchachos mandaderos.
La crítica al Martín Fierro. ¿Cómo dijo la muy estulta y trafalmeja, y amiga del bien ajeno? ¿Qué eso no era obra de arte?. En la modestia de los grandes finca el entorno de los necios.
Caballos babosos son aquellos que se enfrenaron por primera vez en día nublado o frío y se olvidaron de salarle el freno.
¡La política! He aquí el gran azote nacional. Todo lo que en el país representa atraso, miseria, iniquidad, proviene de ella o ella lo explota, salvando su responsabilidad con la falacia del sufragio.
Los caballos del indio se dejaban montar solamente por la derecha, por el lado del lazo, pues a semejanza de las tropas romanas, así subían los indios apoyados en la lanza para saltar. Las narices de los yeguarizos eran sajadas para que absorbiesen más aire en la carrera.
Como todos los valientes nuestro gaucho experimenta la sensación del miedo antes de la pelea y no la oculta.
Los negros son gritones en la pelea y su voz estridente parece guañir (grito de los lechones) cuando se irritan.
El gaucho canta y baila en público pero ama y llora en secreto.
La esgrima de las boleadores era desconcertante y terrible. Las tres piedras y las tres sogas servían a la vez, cubriendo ventajosamente la guardia. La bola más pequeña o manija, asíala el guerrero con los dedos de su pie izquierdo desnudo. Una de las dos mayores, tensa en su cordel, manteníala con la mano izquierda a la altura de la cabeza. La tercera quedaba floja y colgando en la mano derecha, con la que venía a ser el elemento activo del combate. Obligado a retreparse (echado hacia atrás) para aumentar la tensión de aquella cuerda, el indio acentuaba en su fiero talante la impresión del peligro. Ambas las manos combinan sus movimientos para disparar el doble proyectil; y todavía si se descuidaba el adversario. Bastábale aflojar de de golpe la manija, que con la tensión iba a dar en la pierna de aquél, descomponiendo su firmeza. Así era difícil entrarle con el cuchillo, mientras no se lograra cortarle una de las sogas.
En la pelea la respiración anhelosa, que absorbe los labios como un rictus de agonía, era el detalle más importante de semejantes luchas. Quien ha presenciado el fenómeno (se ve que Lugones lo presenció), difícilmente lo olvidará: la expresión de la boca determina toda la fisonomía de la fiera.
Para asar la carne la ensartaban los gauchos en una estaca o en un fierro y no en esos asadores modernos “tipo cruz” para deslumbrar a los turistas.

Epílogo

Hoy que el indigenismo está de moda, escribir sobre los gauchos y el mundo criollo suena a contracorriente. Y probablemente lo sea. Pero eso no es óbice para dejar de hacerlo. Sobre todo para aclarar algunos puntos oscuros o de sesgada interpretación.
Rosas, que sin dudas fue gaucho, sostenía que “los indios son primos hermanos nuestros”. Es decir, plateaba la convivencia entre criollos e indios. Es la ideología liberal que se instala después de Caseros (1852) que adopta el lema norteamericano: el mejor indio es el indio muerto.
El mundo criollo a través de la figura del gaucho fue el instrumento adecuado para derrotar al indio, quien había inventado a través del malón, la forma de vivir sin trabajar.
Al ser el gaucho un hombre de dos mundos: el desierto y campaña, y en los dos se movía como pez en el agua. Esa doble pertenencia hizo del gaucho el héroe del desierto cuando lo lanzaron a combatir. Vale la pena leer cómo lo busca y le corta todos los pasos Saturnino Torres a Baigorrita. Como lo vence con las mismas armas y con menos tropa. Durante semanas lo sigue, casi sin dormir ni comer, hasta la cordillera impidiéndole el paso a Chile.
Lleva la íntima convicción de luchar por la libertad y por la redención de su circunstancial enemigo. Lo derrota, lo cura, lo monta a caballo, Baigorrita se tira al piso, se arranca los vendajes y le pide que lo mate.
Hoy vemos con pena en el alma como el progresismo socialdemócrata interpretando interesada e ideológicamente trastoca los hechos históricos ciertos y le resta todo mérito transformando al gaucho en verdugo, en empleado de la oligarquía porteña, en instrumento de dominación del imperialismo. Cuando al gaucho se puso la patria a sus espaldas.
Como se nota que estos carajos ilustrados no tienen un solo muerto de su familia en el desierto. Que nunca han podido participar ni siquiera de una fiesta criolla. Que jamás han dormido bajo la estrellas a campo traviesa. Que no se han sentado en su vida en un matungo. Ni pensar en arreos, yerras y trabajos de campo. El lazo que conocen es la soguita para llevar de paseo al perro y los bichos más salvajes sólo los vieron en el zoológico, nunca sueltos y libres en el campo.
Hoy en la época del bicentenario es perentorio, como lo era en la del Centenario de Lugones, recuperar los valores que alimentaron el alma gaucha: 1) el sentido de la libertad, 2) el de la justicia, 3) el valor de la palabra, 4) el orden objetivo de las cosas 5) el sentido teleológico del obrar (obrar en vista a fines) y 6) el sentido trascendente de la vida.
El Martín Fierro, tal como nosotros le hemos respondido al querible Rodolfo Kusch, tiene una propuesta concreta para la redención Argentina y lo afirma específicamente, y a tres niveles: a) A nivel de propuesta: debe el gaucho tener casa, escuela, iglesia y derechos.
b) En orden al método o camino: pero se ha de recordar para hacer bien el trabajo que el fuego para calentar, debe ir siempre desde abajo (el pueblo) y c) A nivel de conducción: Hasta que venga un criollo a esta tierra a mandar.

Jaime González Polero: profesor, amigo y maestro

Por el Dr. Carlos De Santis

Una extensa lucha llenó su vida de ideales católicos y nacionales. Fue el primer secretario del Instituto Juan Manuel de Rosas de General San Martín, allí en el año 1947, cuando surgía un grupo de personas que pretendían aportar con su esfuerzo a la construcción del país y sacar de la oscuridad la verdad histórica que pregonaba el Revisionismo Histórico.
Trabajó, enseñó e impulsó con denodado esfuerzo la compra del actual Museo Histórico Regional Juan Manuel de Rosas de Gral. San Martín, ubicado en Diego Pombo 3324 de San Andrés, Partido de Gral. San Martín. Luego de su adquisición fue su primer Director durante los años 1992 al 1999.
Nació el 11 de septiembre de 1929 y falleció el 29 de noviembre de 2000. Lo recordamos en la fecha de su cumpleaños y lo tenemos presente en nuestro corazón y como guía permanente en nuestro trabajo. Tengamos siempre presente todos sus escritos, conferencias, artículos y en especial su Libro “La Historia del Pueblo de General San Martín” Año 1970-1995.
La Comisión Directiva en representación de todos sus asociados y amigos, agradece a la Municipalidad de Gral. San Martín, en la persona del Sr. Intendente Dr. Ricardo Ivoskus y del Director del Museo Lic. José Maria Doval, el tan justo reconocimiento de denominar al nuevo salón de conferencias, del sector anexo, Profesor Jaime T. González Polero. Profesor, amigo y maestro, siempre en nuestro recuerdo.